¿Sabemos qué hacemos cuando lideramos una empresa, un proyecto o un grupo de personas?
¿Somos conscientes de la importancia de nuestras decisiones? ¿valoramos las consecuencias?
¿Quién manda en el día a día? ¿Quién marca el ritmo de tu trabajo, las circunstancias o tú?
El liderazgo consciente es aquél que se ejerce desde el presente, con una mirada clara en los objetivos a corto, medio y largo plazo.
El liderazgo consciente es aquel que gestiona las circunstancias del día a día según sus prioridades. Todos tenemos 24 horas, y cada persona decide qué y cómo gestiona su tiempo. Lo importante no es qué estoy haciendo con él, sino ser consciente de lo que hago en cada momento.
El liderazgo consciente es un tipo de liderazgo que tiene la capacidad de parar, respirar, observar, valorar, tomar decisiones y asumir las consecuencias.
¿POR DÓNDE EMPEZAMOS?
Hoy día vivimos en un mundo que se mueve a una alta velocidad y en el que tenemos multitud de estímulos ante nuestros sentidos, el reto es aprender a marcar tú el ritmo y no al revés, que no sea el mundo el que marque tu ritmo. Esto no se consigue de un día para otro, requiere de altas dosis de confianza y de paciencia. El resultado, imagínatelo: Ser el capitán de tu destino.
Te propongo cinco pasos para comenzar en este impresionante camino del Liderazgo Consciente:
1. Disminuye el ruido a tu alrededor. Esto es lo más importante, sin este paso el resto fracasarán. Baja el nivel de estímulos a tu alrededor. Seguramente ya sepas cómo configurar las aplicaciones del móvil y el correo electrónico para que no salten en cada momento sino cuando tu quieras consultarlo. Y seguramente, ya sabrás que con esto no es suficiente. Más adelante escribiremos sobre cómo desengancharnos del móvil, pero un primer paso es buscarle un espacio físico donde dejarlo siempre, tanto en casa como en la oficina. No lo lleves contigo en el bolsillo, en las reuniones, mientras haces otras cosas concentrado… Busca un sitio en tu casa y en tu oficina donde dejarlo. Te garantizo que cuando vuelvas a cogerlo, tanto el mundo cómo el móvil seguirá dónde lo dejaste.
2. ¿Cuál es tu misión en tu empresa? Una vez que hemos bajado las interrupciones del día a día, párate y dedica un rato a pensar para qué montaste tu empresa, que sentido tenía. Además de proporcionarte un sustento, que no es poco, ¿para qué quieres seguir con ella? ¿qué quieres aportar a la sociedad? Puedes ir un poco más allá, pregúntate para qué has venido a este mundo, ¿cuál es tu misión personal? Todos los grandes directivos y directivas de éxito la han tenido. La respuesta te conecta con el sentido de la vida, es una pregunta que siempre está presente y que seguramente te has respondido en varios momentos a lo largo de tu vida. Lo que te invito es a que pares un poco y que la escribas. Pueden ser uno o dos párrafos, en torno a 40 palabras, que describan qué es lo que quieres aportar en tus diferentes roles: empresario o empresaria, padre o madre, hijo o hija, como pareja, como amigo… Te puede ayudar preguntarte porqué y cómo quieres que te recuerden, qué te gustaría que dijeran de ti. Una vez la tengas, ponla en un lugar visible para ti. Compártela con personas cercanas. Te sorprenderá cómo tu misión personal puede estar estrechamente relacionada con el valor añadido de tu empresa.
3. ¿Qué valores te diferencian? Elije tres o cuatro valores que son claves para ti y marca una línea irrenunciable. Este es el núcleo que no puede cambiar. No sólo los nombres, sino que descríbelos para que te sirvan de guía en la toma de decisiones. Respeto, integridad, compromiso, excelencia, coherencia, coraje, calidad, responsabilidad… Lo dejo a tu elección.
4. Construye el mejor equipo. El liderazgo consciente fabrica nuevos líderes, capaces de liderarse a sí mismos. Esta situación la podemos vivir desde el miedo: “¿y si son mejores que yo?” o desde la confianza: “Somos diferentes y cada uno aporta sus dones. El líder facilita el desarrollo del potencial desde la confianza”. Selecciona a tu equipo según los valores que has elegido y comienza a transmitírselos, sobre todo con tu ejemplo. A Partir de ahí, delega, delega y delega y luego, cuida, cuida y cuida a tu equipo.
5. Gestiona tus emociones en tu favor. Para el final lo más difícil. Las emociones son como pequeños programas informáticos que vienen de base a en nuestro cerebro y que nos permiten desenvolvernos en el día a día: enfado, rabia, miedo, ansiedad, inseguridad, tristeza, fuerza, alegría… y muchas más que sentimos cada día. Es nuestro software y lo traemos incorporado. Hoy la ciencia ya nos ha demostrado que las emociones no son ni positivas ni negativas, sino que la manera en qué las gestionamos nos limitan o nos abren posibilidades. Iremos hablando de inteligencia emocional, pues se trata de un aspecto fundamental para ser consciente del día a día y vivir el presente.
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“Los líderes conscientes están más interesados en aprender que en demostrar que tienen razón“. Skip Prichard
Samuel Chaves Díaz
Coach
Cofundador Escuela Negocios PYMES.